LA EDUCACIÓN BIEN ENTENDIDA

26 de agosto de 2021
  • LA  EDUCACIÓN BIEN ENTENDIDA

    De puertas adentro

    La tarea de ser padres es una función que se va aprendiendo con el tiempo. La dedicación, los sentimientos puestos en juego y la creencia de que se puede ayudar a un hijo son aliados en ese camino.

    El niño llega como un brote tierno de una planta al que es necesario regar, enderezar, sostener y, guiar hacia la luz del sol para que alcance su máximo potencial.

    El mundo actual, casi enfermo de hiper información e hiper conectividad, trae una paradoja: a los padres del siglo XXI la información les puede jugar en contra, pues de tanto buscar respuestas en el afuera, ellos mismos olvidan sus saberes más íntimos. Así, desconfían de su propia capacidad para sostener en sus manos la vida intelectual y espiritual de sus hijos, y cargan toda esta tarea en la escuela. De ahí la preocupación por elegir la mejor, la más cara, la más prestigiosa. Ella es al mismo tiempo su tranquilidad de conciencia y una suerte de coartada para los deberes desatendidos.

    El cambio como permanecía

    La formación de un niño comienza siempre en su hogar. Es con su familia que aquél empieza a adquirir la socialización que necesita para convertirse en persona y, es puertas adentro donde debe hallar modelos para seguir e imitar.

    Lo que ha ocurrido es que en la sociedad actual, esos modelos ya no son tan claros como en décadas anteriores. Lo que recibieron los padres jóvenes de hoy de sus propios padres ya caducó.

    La sociedad evoluciona y los modelos de vida y de la conducta tienen fecha de vencimiento, como productos del supermercado. En el ámbito social, lo único permanente es el cambio.

    Del autoritarismo de los abuelos al todo vale de los padres de la década del 70, y de allí a la confusión de hoy, la educación de los hijos va siguiendo un derrotero complejo.

    Y no hay escuela para padres que valga sin padres que asuman nuevamente la seriedad de esa tarea. No solos y desde lo alto como antes, sino con armas e ideales nuevos, con método, con asistencia de psicopedagogos y psicólogos, con ayuda de Internet y de la televisión si lo desean, pero siempre con presencia y compromiso personal.

    Lo que un hijo necesita para educarse en su hogar es:

    • Inmediatez, o sea: padres cercanos.
    • Continuidad en el vínculo.
    • Afecto por sobre todas las cosas.
    • Comunicación.
    • Sinceridad.

    Contagiar humanidad

    Los padres de hoy ya no tienen que ser esos sabe lo todo o esa suerte de enciclopedia universal en otras décadas pretendían ser y se les demandaba que fueran. Asumirse como familia es asumirse como una entidad:

    • Transmisora de valores
    • Constructora de personas

    Un bebé, cuando nace, es un proyecto, una página en blanco. Asegura Fernando Savater:

     “Nuestra humanidad biológica necesita una confirmación posterior, algo así como un segundo nacimiento en el que por medio de nuestro propio esfuerzo y de la relación con los humanos, se confirme definitivamente el primero. Hay que nacer para humano, pero sólo llegamos plenamente a serlo cuando los demás nos contagian su humanidad…”.

    El segundo nacimiento de un niño se produce entonces en contacto con sus padres, hermanos, abuelos y familia extendida. Es ese marco el que va modelando su ser y lo pone de pie ante la vida.

    Las crías animales nacen bastante “terminadas”, con capacidades para la supervivencia que pueden poner en práctica con rapidez. Basta con observar la vida de los chimpancés para darse cuenta de que pronto sus bebés se ingenian para trepar y arreglarse solos, para sobrevivir en su hábitat.

    A la cría humana le demanda mucho, mucho tiempo, poder ser apto para independizarse. En su familia el niño recibirá su modelado como persona, ese que lo ayudará a entender el peso del amor y la solidaridad, el compromiso, la alegría, el dolor, el sentido del trabajo, de los valores. Si ese básico “contagio de humanidad” no se ha producido de poco valdrá acopiar conocimientos.

    Será como tratar de guardar agua en un recipiente con agujeros un recipiente.

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